La privacidad es un derecho contemplado explícitamente en la Declaración Universal de Derechos Humanos desde 1948, y en la Convención Europea de Derechos Humanos desde 1950. Y además, en lo que se refiere al correo, las leyes lo protegen desde antes aún. La violación del correo ajeno está contemplado como delito en todas partes. A ello hay que añadir que, desde la puesta de servicio de la Interred (Internet) en 1983, en todas partes la protección al correo electrónico se ha ido equiparando a la del correo ordinario.
Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que todos los correos electrónicos dirigidos a Gmail son inspeccionados automáticamente por los algoritmos de Google.

¿Por que es tan difícil concienciar a la gente de que tiene que tomar medidas de seguridad para trabajar con el ordenador en internet?

Sabemos que el 90% de los problemas de seguridad no son problemas derivados de fallos técnicos, sino de falta de precaución humana (fallos humanos). Las claves de acceso pueden ser muy seguras y obligar al usuario que ponga números, letras mayusculas y minusculas, que no formen palabras del diccionario, … pero el usuario, las pone en un post-it y la deja en la pantalla o se la dice al primero que pasa por allí y se identifica diciéndole que va a mirar no se que en el ordenador.

En la vida cotidiana no se nos ocurre pensar que el coche se debería de acordar de nosotros y abrirse al vernos, ni que nuestra casa debería abrirse sola al acercarnos, pero en cambio, cuando nos sentamos en el ordenador, lo esperamos. Por ejemplo, cuando visitamos nuestro perfil de facebook queremos que se abra sin preguntarnos nuestra identidad.